Una nueva grieta entre informalidad y normalidad
Por Guillermo Siro (Presidente de CEPBA)
Un tétrico mensaje parece recibir el empresariado y el comerciante que cumplió y cumple –hasta con obsesión- con sus impuestos, inversiones, pagos de salarios que durante meses no tuvieron contraprestación laboral e inversiones en protocolos sanitarios para poder reabrir puertas de plantas fabriles, talleres y locales. Esto es porque, paralelamente, aparece una economía clandestina e ilegal que se burla de la ley y que con su informalidad promueve cada día más la proliferación del Coronavirus al no respetar ni en un ápice las medidas de prevención.
Manteros que venden mercadería cuyo origen no pueden fundamentar legalmente y que violan sistemáticamente el espacio público, y los eventuales “organizadores” de masivas fiestas clandestinas donde cotiza el oro del descontrol legal y sanitario compiten deslealmente y descaradamente contra quienes cumplen y, lo que es más preocupante, con un país que quiere vivir en plena normalidad.
Lo cierto es que la informalidad está atentando contra la normalidad legal, contra la salud y contra la vida de los argentinos, faltando la aprobación de varios exámenes para decir que vamos en la senda correcta. Si hacemos un resumen, podemos resaltar que el comercio habitualista ha pagado y paga impuestos, y se ha desfinanciado pagando al personal durante el período de pandemia y de cuarentena. Todo esto en un contexto en el que las pymes generan el 80 por ciento del empleo decente en la Argentina y donde somos los principales aportantes al fisco nacional, provincial y municipal, cuyos aportes permiten el desarrollo de acciones de contención frente a una importante crisis.
Asimismo, trabajamos en el marco de la formalidad con una presión tributaria que todavía no se ha reestructurado y que en muchos casos es asfixiante. Además, tenemos muchísimos problemas con la generación de ciertas materias primas para poder fabricar y que lamentablemente al comercio y a la industria les está costando una recuperación sostenida, ya que la pandemia ha tenido un rebrote.
Vemos como ese rebrote ha sido alimentado por la actividad informal. Basta con ver las imágenes de las principales avenidas con manteros que no cumplen con ningún tipo de protocolos para el cuidado de la gente. Esto ha sido un caldo de cultivo para que se propague una vez más esta terrible pandemia que nos está afectando.
Estamos cada día más afectados por esta dura pandemia y hemos invertido en la aplicación de protocolos para que nuestros clientes y trabajadores puedan continuar con el desarrollo de su vida de manera normal.
Por otro lado, vemos que siempre un pequeño grupo, a espaldas del estado que muchas veces mira para otro lado en la aplicación del poder de policía en los niveles nacional, provincial y municipal, curiosamente no pueden contener esta situación de informalidad en las calles, pero si pueden controlar que un bar o que un salón de fiestas tengan que cerrar. Esta es la verdadera grieta y sobre esto tenemos que empezar a trabajar si queremos recuperar la producción y la actividad económica en la provincia de Buenos Aires y en la República Argentina.